El trabajo, un espacio para evangelizar y ser evangelizado
Resumen
Seguramente, en el acompañamiento pastoral que hacemos a nuestras comunidades, nos hemos encontrado con un sinnúmero de personas que día a día se esmeran por conseguir su sustento, por medio de un trabajo al que consideran no tanto como una oportunidad, sino como una imposición que deben asumir para lograr mantenerse dentro de una dinámica consumista y calculadora. En efecto,
(...) en lo que se refiere al mundo de los trabajadores, se advierte un deterioro en sus condiciones de vida y en el respeto a sus derechos; un escaso o nulo cumplimiento de normas establecidas para los sectores más débiles…; una pérdida de autonomía por parte de las organizaciones de trabajadores debida a dependencias o autodependencias de diverso género; abuso del capital, que desconoce o niega la primacía del trabajo; pocas o nulas oportunidades de trabajo para los jóvenes. Se advierte la alarmante falta de trabajo, o desempleo, con toda la inseguridad económica y social que ello comporta. El mundo del trabajo reclama el crecimiento de la economía y el aumento de la productividad, de tal modo que hagan posible mediante una justa y equitativa distribución el mayor bienestar del hombre y su familia (S.D. números 183-184) (CELAM, Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, 2001, pág. 690).